Y ahora me pregunto... ¿Que fue de aquel tren que tanto yo esperaba? El tren que quería ir a buscar. El tren que me llevaría a donde pudiese reír todos los días de mi vida sin parar. El tren que intenté por todos los medios saltarlo y subirme a uno de sus vagones. Quise buscarlo, quise hacer lo que pudiese por mí misma; lo único que conseguí fue destruirme a mí misma por buscarlo desesperadamente.
Ya se lo que pasó con esa estación que perdí; fue destruida. Fue destruida por las palabras, por los pensamientos; cosas que creí que eran mis amigos íntimos, cosas que pensé que ayudaban a aliviar mi alma. Clavándome puñales inyectados de un letal veneno. Clavándome espinas heladas e incandescentes sin parar, ardiendo y helando mi ser al mismo tiempo. Lento, rápido, lento... Así es el ritmo con el que me mato a mí misma. Y ahora como una estúpida me ahogo en llanto, me ahogo en todo lo que me hace daño, me ahogo en mí sin poder evitarlo...
Ya se lo que pasó con esa estación que perdí; fue destruida. Fue destruida por las palabras, por los pensamientos; cosas que creí que eran mis amigos íntimos, cosas que pensé que ayudaban a aliviar mi alma. Clavándome puñales inyectados de un letal veneno. Clavándome espinas heladas e incandescentes sin parar, ardiendo y helando mi ser al mismo tiempo. Lento, rápido, lento... Así es el ritmo con el que me mato a mí misma. Y ahora como una estúpida me ahogo en llanto, me ahogo en todo lo que me hace daño, me ahogo en mí sin poder evitarlo...
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