jueves, 22 de diciembre de 2011

Atrapada

Envenenada por completo. Envenenada de miedo al sentir aquellas miradas en mi espalda, como un hierro incandescente introduciéndose más y más dolorosamente. Oyendo pero sin oír aquellas palabras que seguramente estarían diciendo de mí. Sintiendo aquella impotencia de no poder hacer nada, bueno... sí, esconderme. Esconderme detrás de ellas para que no me viesen; con el asco en sus miradas y mi asco interior atormentándome aquellos pequeños pero eternos minutos. Encerrada en mis pensamientos nuevamente, mirando hacia un lado y otro; no me estaban viendo, estaban a lo suyo, pero aún sentía esas miradas clavadas en mí; ese maldito veneno que no me dejaba tranquila. Y a la hora de deshacerme de aquellas telas junto con su mirada, no pude hacerlo, tenía demasiada vergüenza y asco como para hacerlo. Hasta que se fue permanecí callada y de pie, sin moverme, con aquellos pensamientos atormentadores que no paraban de reproducirse una y otra vez. Escondiéndome nuevamente en mí y en mí misma. Atrapada y asqueada.

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