martes, 13 de diciembre de 2011

Eat

Mi mente de nuevo me la volvió a jugar hoy... A cada bocado que daba, iba sintiéndome aún más y más culpable, iba sintiendo ese asco interno que me invadía cada vez que lo hacía. No quería hacerlo, no quería que la comida entrase en mí. Mi mente me decía que no, pero mis actos no fueron capaces de hacerle caso y continué haciéndolo.

Después de terminar, recogí lo que había puesto y lo llevé a la cocina. De vuelta a mi habitación pasé por el salón donde para volver a mi cuarto necesitaba pasar delante del espejo que habían puesto allí. Con una mirada de asco y odio fui dando grandes pasos hacia mi habitación y de nuevo allí estaba mi enemigo desde que tenía nueve años, el que creo que un día será la causa de mi muerte, el que provocó que nuevos tatuajes invadiera mi brazo izquierdo. Un enemigo al que no pude vencer y me sometió, de la manera más cruel y despreciable, a su merced sin poder evitarlo. 

Sentí repulsión al ver reflejada la persona que más asco tenía, tengo y tendré en este mundo. "Hazlo" empezó a decir mi mente; "Hazlo otra vez, hazlo... Haz que no llegue, saca lo que llevas dentro, toca esa campanilla y saca tu amargura y sufrimiento" Y ,como una marioneta, iba a salir de aquella habitación para ir al baño, pero, algo me detuvo. El sentimiento de traición que me iba a invadir después de hacerlo hizo que regresase hacia donde había permanecido sentada. El olor de la derrota inundó aquella caja de ladrillos, armoniosa, cálida y observadora de mis más profundos secretos; a la vez que el sentimiento de repulsión iba aumentando cada día.

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