martes, 29 de noviembre de 2011

Voz de mi alma




Ya no es por ellos, ya no es por quién se fue, ya no es por nadie… Sólo es por mí. Toda mi depresión reside en mí, todo ese sentimiento guardado y callado ha estado en mí y en mí interior, todas esas lágrimas que no pude derramar cuando necesitaba las estoy llorando ahora mientras escribo estas palabras y mientras me acuesto, me pongo los cascos y comienzan a salir 
solas.




 Cada vez veo más lejos el tren de la felicidad pero aún más la estación. Estoy perdida y sin rumbo, tengo miedo de esta oscuridad infinita, tengo la sensación de que mientras otros se van haciendo aún más fuertes y van cada día luchando por estar en ese tren, yo permanezco en un lugar alejado de toda luz. Pensé que si pude alumbrar una pequeña parte del sufrimiento de otros, pude alumbrar un poco el mío… que tremendamente estúpida fui. ¿Por qué tuve que cruzar esa puerta hacia ese vacío infinito? ¿Por qué me engañé tanto pensando en que podía ver la luz que perdí?  Después de tanto tiempo lo entendí. No le tengo odio al mundo, me tengo odio a mí y a mí misma por ser la misma débil que es suficientemente valiente para decirlo mientras lo expresa con la verdadera y única voz de mí alma, las palabras…



 “¡Débil, inútil, sin valor!” Quiero callar esa parte de mí que no para de reprocharme estas palabras a diario, quiero callarla pero ella consiguió callarme a mí. Por eso de vez en cuando huyo para que quizás así esa voz no me encuentre pero es inútil ya que ella soy yo y yo soy ella. Dos voces, una que se mantiene fuerte e imponente y otra que se mantiene callada por la otra.
Irónico… una de las voces de mi alma consiguió callar a la otra pero aún no consiguió callar a mis palabras.



domingo, 27 de noviembre de 2011


"Necesito ahogarme para sentir esa desagradable sensación de angustia y comprobar que no soy un alma muerta. Necesito ahogarme para saber quién realmente será capaz de darme el aire que mis pulmones necesitan respirar. Necesito ahogarme para que cuando ese aire entre, ría con todas mis fuerzas liberándolo. Necesito ahogarme para aprender a respirar. Necesito ahogarme en lágrimas para aprender a soltarlas. Necesito ahogarme en mi amargura para poder chillar tan alto que deje sordo al oído de quien me escuche. Necesito ahogarme en mí..."

sábado, 26 de noviembre de 2011

Capítulo 7: Cine y campanadas.


Un mes después, en una calle abarrotada de gente.

Álex y Claudia caminaban fuertemente agarrados de la mano. Habían quedado para ver una película que se llamaba “Mírame a los ojos”. Nada más llegar a las taquillas tuvieron que esperar media hora de cola, aquella película se había convertido en una de las más vistas desde que se estrenó. La historia trataba de un romance entre Geraldine, una joven que pertenecía a la aristocracia más poderosa de su país, y James, un aristócrata de mucho prestigio al igual que Geraldine. Pero a pesar de su grandioso amor había muchos obstáculos para ellos uno de ellos era que el tío de James había tenido un desliz con la madre de Geraldine y a causa de ello nació ella.

Finalmente, pasó la tan esperada media hora para poder comprar las entradas. Claudia estaba impaciente por verla ya que se había leído más de siete veces el libro. Álex por su parte no lo había leído ni sabía muy bien de que trataba la historia pero por el entusiasmo de su novia debía ser muy buena.

Cinco y siete minutos, en tan solo tres minutos la película empezaría. La muchedumbre inundaba aquella espaciosa e iluminada sala, no había ningún asiento libre y algunos estaban impacientes y otros a pesar de haberla visto más de dos veces volvían a verla con la misma ilusión. Oscuridad. La película comenzó. No habían puesto ningún anuncio así que salió la película directamente. En primer lugar se podía ver el reino de Geraldine y James, era precioso, los árboles bailaban en sintonía con el viento. Las casas, algunas más ricas que otras, eran una bella mezcla de antigüedad y modernismo, entre lujoso y pobre; el riachuelo que se hallaba en pleno bosque, era un agua que hasta la persona más impura que se hubiera bañado o tan solo haberse rociado con un poco de esa agua, habría alcanzado la pureza.

Geraldine era una hermosa joven, era también una de las muchachas más educadas y admiradas por todos. Sus cabellos parecía que habían sido cubiertos por el ala de un cuervo, sus carnosos labios escondían una ardiente pasión y lo que más destacaba de ella eran sus ojos, unos preciosos ojos de color avellana. James, un muchacho de diecisiete años de edad, en esos tiempos ya se le había de considerar un hombre que debiese desposar a una mujer cuanto antes. Un hombre fuerte, con unos penetrantes y cálidos ojos grises y cabellos tan dorados como el sol…

La película siguió avanzando. Cada vez se iba poniendo aún más interesante, el profundo amor de Geraldine y James se hacía cada vez más fuerte y mientras más obstáculos que les imponían sus familias, mayor amor y mayor dolor sentían. Y casi terminando la película, los jóvenes se encontraban en el jardín de ella. Los preciosos ojos de ella se inundaban en lágrimas, mientras que los de él se esforzaban por no hacer lo mismo
.
-Geraldine, amada mía… Deberíamos separarnos, deberíamos acabar con todo, así no tendrás que ahogarte en tus lágrimas –decía James acariciándole el pelo. Ella levantó la mirada, lo que hizo que se mezclasen sus ojos que ya casi no lloraban con los de él.

-Mírame a los ojos. Míralos y dime que no me amas, dime que deberíamos separarnos, dime que no tenemos posibilidad alguna de permanecer unidos para siempre...

-No te amo. Deberías seguir tu camino y yo el mío. Nunca podremos llegar a ser felices unidos… -él se lamentaba muchísimo por aquellas palabras.

- Ahora… déjame mirar los tuyos. Veo que me mientes, veo que tus labios mienten, no olvides que puedo introducirme en tus ojos y ver tu corazón…

-Lo sé perfectamente pero ¿qué podemos hacer? –y sin más, empezó a sollozar.

- Huyamos. Vámonos hacia donde podemos ser felices… -y con determinación, agarró fuertemente la mano de él y se fueron lejos. Desaparecieron del mundo, desaparecieron del camino del dolor para sumergirse por completo en el del amor…

La sala comenzó a iluminarse, todos permanecían en silencio y después de aquel shock momentáneo, el silencio murió y nacieron los aplausos y lágrimas. Álex tardó bastante en reaccionar hasta que vio a Claudia llorando en su hombro, en una palabra, preciosa… Así era ella y así había sido aquella película.

Nada más terminar de cenar, fueron a darse un paseo. Todavía estaban impactados por “Mírame a los ojos”. Él le dijo a ella…

-Claudia…

-¿Sí?

-Mírame a los ojos  y verás que están llenos de sueños, ya que tú eres el mayor de esos sueños.

Ella se quedó en silencio y se lanzó encima del muchacho. Las campanas dieron las once, el sonido hacía de ambiente a aquellos dos cuerpos que se besaban y amaban más y más…

jueves, 24 de noviembre de 2011


Dos espejos distintos. Dos personas distintas. Dos cuerpos distintos. Dos sentimientos distintos, el de ella que se arreglaba alegremente su precioso rostro  delante del espejo y yo que intentaba mejorar lo que pudiese del mío. Me perdí en mi rostro y sentí asco al verlo. Volví a la realidad, volví a aquel baño me fijé en ella  sin parar de arreglarse el pelo, me acerqué desganada a su lado y de vuelta a las comparaciones. Ella… preciosa y perfecta como siempre, había cambiado mucho desde tercero y cada día estaba más guapa pero… ¿y yo? Me fijo cada dos por tres en fotos de hace dos o un año y no veo cambio alguno, sólo que día a día mientras otras cambian y van mejorando de aspecto, yo me voy quedando atrás siempre estoy igual, sin ningún cambio. La seguí mirando con ojos de inferioridad y sentí a la vez un poco de envidia, mis ojos ocultaron la tristeza de querer ser igual que ella y mi mano ocultó un golpe que quería dar a ese espejo, romperlo y hacerlo añicos, aunque entendí que por muchos espejos que rompiese yo siempre sería igual y nada cambiaría.

martes, 22 de noviembre de 2011

"Jamás" Esa es la palabra que definiría ahora lo que siento. Jamás podré ser como ellas, jamás podré ser alguien mejor y no esta persona inútil. Jamás cambiaré. Jamás... Ahora lo único que me queda es seguir escuchando a mi mente rugiendo victoriosamente por haber ganado el enfrentamiento entre ella y mi "yo" interior. Ahora lo único que hago es sentir que he perdido, sentir que estoy en el suelo y ni nadie ni nada puede levantarme. Ahora lo único que hago es golpear la pared, rompiéndome los nudillos, gritando y llorando a través de ellos, sin sentir dolor físico, sólo un sentimiento aliviador...

domingo, 20 de noviembre de 2011

Botas y espejo


Absorta en mis pensamientos como de costumbre, con la mirada perdida, con la mente en el cielo y mi cuerpo en la tierra. Me fijé en las botas que había dejado bien colocadas en el suelo, una se mantenía doblada y sombría y la otra estaba firme, ocultando a la otra. De pronto, mi mente dejó de estar en las nubes y volvió a la tierra. Me quedé observando las botas durante un buen rato y seguidamente me di cuenta de que hasta ellas me lo decían. La del pie derecho ocultaba a la otra que estaba doblada, esa que estaba doblada era yo… Mientras que ellas son mucho mejores que yo y muy superior a mí, yo me mantengo como la bota doblada que está oscurecida por otra que son mucho más firmes y mejores que yo.
Después de esa reflexión, comencé a estudiar. Cuando terminé me levanté de donde estaba sentada y me miré en el espejo que estaba en mi habitación, me acerqué y sin motivos unas palabras inundaron todos mis pensamientos: “Tú odias todo de mí… Atentamente: El espejo.”  Seguidamente de esas palabras, mi yo interior apareció mirándome con una expresión de asco e intimidante. Sus palabras fueron… “Da igual lo mucho que creas parecerte a ellas, nunca lo conseguirás, siempre serás así: inútil y horrorosa” Una y otra vez se repetían aquellas palabras que me hacían mucho daño, palabras a las que debería de estar acostumbrada ya que se repiten día a día. Siendo día a día la misma persona que va arrastrando un espejo en su vida…

sábado, 19 de noviembre de 2011

Imaginemos

"Dame la mano, cerremos nuestros ojos y corramos lo más lejos que podamos. Imaginemos que somos felices, que ni tú eres tú ni yo soy yo. Imaginemos un lugar donde podamos reír hasta quedarnos mudos, un lugar donde dejemos atrás todo lo que nos angustia, un lugar lleno de sueños, un lugar donde nuestra felicidad lo inunde todo, un lugar donde reine la locura y sintamos la calidez de sentirse acompañado. Imaginemos por un momento que corremos hacia aquel tren donde tiene dos huecos reservados para nosotros, llevándonos al reino de la felicidad. Imaginemos que descubrimos lugares desconocidos a la vez que gracias a ellos descubramos otros. Imaginemos que podemos tocar las estrellas, atravesar el enorme cielo y apoyarnos suavemente sobre las nubes. Imaginemos que sabemos hacia dónde tenemos que ir, las respuestas a todas nuestras preguntas y el camino correcto que debemos seguir. Cerremos los ojos, imaginemos todo cuanto queramos sin límites, hagamos todo lo que nos propongamos. Hagámoslo sin soltarnos de la mano."

Pájaro enjaulado


"Rabiando con fuerza desde lo más profundo de mí ser. Llorando con un inmenso sentimiento de rabia. Pegando un puñetazo fuertemente contra la pared. Sintiendo una impotencia infinita. Quiero gritarles a la cara que aunque tenga quince años, no soy una niña pequeña que necesita vigilancia y protección las veinticuatro horas del día. Quiero hacerles saber que estoy ¡HARTA! de que me traten así. Quiero gritarle al mundo que a pesar de no parecerlo soy mucho más cuidadosa que muchas personas que conozco.  Quiero que entiendan que ya no soy un bebé como ellos aún creen que soy, que entiendan que estoy creciendo y que no volveré a ser una niña pequeña como ellos aún me ven. Quiero poder despedirme lentamente de mis amigos sin tener que darme prisa para que no vean mis sentimientos de rabia e impotencia en forma de lágrima. Quiero correr y sentir que el mundo es mío. Quiero escaparme de mi casa para no tener que ser siempre la que grite en mi interior. Quiero huir a algún sitio donde sea una completa desconocida. Quiero sentir que soy un pájaro enjaulado al que acaban de liberar y alza sus grandes alas para poder ser libre. Aunque por lo que veo… la ansia de libertad es un mero sueño incumplido…"

viernes, 18 de noviembre de 2011

"¡Entra! Entra en mi en mis ojos y dale de nuevo ese brillo especial que los caracterizaba. Entra en mis pensamientos y no permitas que tenga esos pensamientos que me destrozan la existencia. Entra en mi ser y devuélvelo a la vida. Entra en mi cuerpo como las ardientes chispas del fuego para darme calor. Entra en mis oídos y chilla lo más alto que puedas para despertarme. Entra en mi garganta y haz que vuelva a hablar. Entra en mi cuerpo y dale una nueva alma. Entra en mi corazón y dale sentimientos para que pueda sentir. Entra en mis pulmones para que vuelva a respirar.Entra en mis labios para que vuelvan a sonreír. Entra... y no dejes que muera de nuevo..."

miércoles, 16 de noviembre de 2011

"Pequeño tren... ¿dónde estás? ¿Por qué no has venido a recogerme aún? Pequeño tren... has subido a tus vagones a miles de personas y te has olvidado de reservar un lugar para mí. ¿Acaso no soy apta para ir a ese reino del que tanto se habla? ¿Acaso te he pedido demasiado para no haber querido venir a por mí?
Ahora es de noche, caliento mis frías manos con un débil aliento que ni yo misma sé de dónde proviene, siento el frío viento acariciando suavemente mi piel, escucho a esa musa que entra en mí ser y me siento protegida por ella a pesar de este frío tan intenso que tengo...
Pequeño tren... me has abandonado sé que no vendrás a por mí... En el pasado, me tiraste de uno de tus vagones más llenos y me quedé vagando en la solitaria y profunda noche. ¿Por qué lo hiciste? ¿Acaso hice algo mal? o ¿es que acaso mi sino no era ir a aquel reino? Ya no puedo responder a ninguna pregunta. Sólo sé que no sé nada... Pero algo sí sé pequeño tren... has ido abandonando a muchas personas en el reino de la amargura y por propio egoísmo has ido lanzando y recogiendo personas a la cual desconozco el rostro. Pequeño tren... ¿por qué me has dejado caer? ¿Por qué has dejado que me encierre? Si lo único que querías era que viese el mundo tal y como es, lo reconozco en eso me has ayudado pero también me has ayudado a que me encierre en mi propia oscuridad, en la oscuridad que he ido viendo a personas que no se lo merecían. Pequeño tren... ¿por qué nos has abandonado a todos...?

martes, 15 de noviembre de 2011

Sensaciones


Sensaciones de que poco a poco me estoy alejando de ellas, sensaciones de que cualquier día se van a hartar de mí y me voy a quedar sola. ¿Por qué lo hago? ¿Por qué he creado un muro fuerte e indestructible en el que no quiero que nadie entre?
Cada día, a cada hora y a cada minuto tengo esa sensación de que el día menos pensado caminaré sola y posiblemente no querré que nadie esté en ese camino…

lunes, 14 de noviembre de 2011

Ironía

Que irónica es la vida... "Vivo y empiezo a morir, muero y empiezo a vivir, lloro y termino riendo, río y me ahogo en lágrimas, grito y acabo callando, callo y comienzo a gritar muy alto, rabio y luego me ablando, estoy frágil y acabo por rabiando..."

La vida... aquello que es tan incomprensible y a la vez tan irónico...



Reglas
1. Agradecer a la persona que te dio el premio: 
¡Muchas gracias  http://electrakay.blogspot.com/  por darme ese premio, muchos besos!

2. Darle el premio a 6 personas más: 
Primero a http://sentimientos-de-la-adolescencia.blogspot.com/ por hacer las mejores entradas que he visto nunca y por hacerme sentir y ver lo mismo que él a través de sus hermosas palabras
 A http://un-angel-en-paris.blogspot.com/ por los maravillosos comentarios que me ha dejado en mi blog 
http://hate-and-love-13.blogspot.com/ por seguir el blog y por las preciosas entradas que nos muestra
http://electrakay.blogspot.com/ por darme el premio y porque me gusta mucho su manera de expresarse.
http://princesadeaqueldream.blogspot.com/ por la interesante historia que ha comenzado
Y a http://ojos-hechizeros-my-wolrd.blogspot.com/ por sentirme muy identificada con su personalidad.

3. Di 4 cosas que te gusten y otras 4 que no:
Me gusta:
Leer
Escribir
Mirar las estrellas pensando en ellos
Estar cuando me necesiten
No me gusta:
Que me hablen por las mañanas
Que me digan un mote que odio
Que me oculten cosas
Que me agobien
4.Pon 10 deseos que quieres que se cumplan:
Cuando me aclare los pongo.
 


 
"Soy la perfecta imperfección de un mundo paralelo al vuestro, donde únicamente entran en él los que verdaderamente cierren sus ojos para poder apreciarlo"

domingo, 13 de noviembre de 2011

Ayer

Y nuevamente ayer salí corriendo. Corrí hacia ese autobús que me llevó al lugar donde puedo estar sola sin que nadie me conozca y viese mi pena. Caminando por aquella playa que me encanta, con los cascos puestos escuchando música triste, con el cigarrillo en la mano, sintiendo ese calor que me gustaba cada día más. Cuando llegué hacia el otro lado, encendí el otro y nuevamente empecé a caminar por donde había venido. Me senté en aquel lugar donde las olas rompían fuertemente contra las rocas, empezó una de mis canciones favoritas y mi mente empezó a pensar y cuanto más pensaba, más ganas de llorar tenía. Al final como siempre acabé llorando, mezclando la amargura de mis lágrimas con las gotas de las saladas olas del mar. Me puse en pie deprisa con la cara empapada aún, la música seguía sonando y me adentré en la playa, sentándome en aquel lugar donde el mes anterior había estado con dos de mis mejores amigos, “Shattered” comenzó a sonar y seguí pensando. Volvieron a mi cabeza esos pensamientos que tenía sobre que verdaderamente no soy nada, que intentaba alejarme de todos poniendo excusas porque ya no tengo ganas de nada, que al día siguiente sería trece un día que siempre recordaré ya que tres meses antes, ella se había ido para siempre…
Secándome las lágrimas decidí que ya era hora de irse. Corrí hacia el autobús ya que lo iba a perder, me subí, abatida y sin ganas apoyé la cabeza contra el cristal. Se puso en marcha, mirando por la ventana creí ver a un amigo mío que se dirigía hacia la próxima parada. “Sería una persona que se le parece” pensé, aunque no fue así… A quien vi primero fue a ella, una persona a la que conocía desde hace poco pero le tenía mucho cariño. La saludé con la mano, esbozando mis mejores sonrisas y se dio cuenta. Luego lo vi a él, con ese flequillo hacia arriba, riéndose y señalándome. Reencuentros, abrazos, charlas y tonterías en ese autobús, sintiéndome feliz por estar con ellos porque son únicos.
Y al caer aún más la noche, después de cenar, muchos corazones sufrieron de entre ellos uno, era el mío. Muchos abrazos de despedida, a ella uno para intentar que estuviese mejor, a la otra chica otro porque la vi mal y a él porque noté en su mirada que tampoco estaba bien. Más abrazos de despedida y otro con él, porque verdaderamente lo necesitaba, me hizo prometerle algo que luego no pude cumplir. Y después del segundo, aguantándome las ganas de llorar, me fui… Con los cascos puestos,  comencé a llorar por las calles a oscuras, parándome en alguna parte, que no hubiese nadie, ya que no podía andar, a causa del dolor y el abatimiento. ¿Estaría llorando por la felicidad que sentí por haber estado con ellos o por los pensamientos que me seguían rondando por la cabeza?

sábado, 12 de noviembre de 2011

Cobarde

+Cobarde que engañas a todos para que no sepan la verdad. Cobarde que sales corriendo cada dos por tres. Cobarde que vas parándote en cada espejo que ves para mejorar tus sonrisas. Cobarde que huyes de todo y de todos. Cobarde que dices que todo te da igual cuando no es así. Cobarde que tienes miedo a que te vean frágil. Cobarde que haces tonterías para que no se note. Cobarde que te despides rápido de tus amigos para que no te vean llorar. Cobarde…eso eres TÚ.
-Y si soy así… ¿ por qué no tomas control sobre mí?
+Porque yo soy tú… por lo tanto también soy cobarde.
Recostada, mirando al techo, con los cascos puestos. Termina una canción y empieza a sonar otra vez, una canción que me describe mucho, una canción que siempre me acompaña. De pronto, empiezo a gritar interiormente, los ojos se me empiezan a enrojecer. Quiero gritar pero no puedo así qué con fuerza me clavo un poco las uñas en la piel. No me duele para nada. Lo hago sólo una vez. Me levanto, me miro en el espejo y corro, me pongo lo primero que veo y me arreglo un poco. A ellos les pongo una excusa, a ellas otra.
Correr y huir es lo que quiero hacer. Sola, como siempre y como me gusta estar.

jueves, 10 de noviembre de 2011

Me ahogaba...

“¿Estás bien que te pasa?” “Nada…necesito aire” “Dame el libro que te doy aire” “Iros de aquí que la estáis agobiando, desabrocharle la chaqueta”
Me ahogaba… Intentaba parecer que era menos de lo que tenía y con una simple sonrisa les convencí a todos de que estaba bien. Sentándome en la silla me llevé la mano a la frente e intenté mejorarme pero no fui capaz. Intenté que nadie me viese con los ojos enrojecidos y sin que nadie lo notase me llevé la mano al pecho.
Ya en la soledad de la noche pude hacer lo que tanto necesitaba…

martes, 8 de noviembre de 2011

Conversación bajo redes.

Sentados en la misma mesa de ordenador como me habías pedido en el recreo, mirábamos aquella pantalla donde no paraba de salir error en la conexión y nos estábamos divirtiendo mucho a costa de eso.
Me enseñaste tu mano, estaba bastante mal con un color rojizo impresionante. Te quedaste mirando mi cara de preocupación y te reíste por ello, me confesaste que lo hiciste por dolor porque estabas cabreado y la seguí acariciando.
Volvimos a reanudar lo que teníamos que hacer pero nada…imposible de conseguir red, así que empezamos a hablar. Te pregunté por ella, cómo iba vuestra relación y con firmeza me respondiste que te habías peleado con ella, que la insultaste con muchas barbaridades, que hiciste miles de cosas por ella y que nunca hizo nada por ti; que sólo la querías amar y ser amado por una de tus mejores amigas. También me confesaste que el día anterior la habías llamado diez veces y siempre te colgaba y con rabia empezaste a golpear la pared y a llorar por ese amor que te hacía tanto daño. Te mostrabas firme ante mí,  mirando al frente, sin mirarme, sólo haciéndolo un par de veces. Intentabas fingir que estabas bien pero yo sabía perfectamente que no lo estabas por eso me quedé escuchándote hasta que empecé a decirte lo que verdaderamente sentía y eso hizo que te animaras. “Realmente curioso” pensé, ya que jamás creí que tu y yo tendríamos esa conversación tan de… amigos. Y mientras me seguías contando te miraba con una triste expresión en el rostro y volví a acariciarte la mano, mientras me limitaba a escuchar tus penas.
Y finalizando la conversación te dije: “Pues ella se lo pierde, ya que no quedan chicos tan buenos como tú”. Te reíste y te limitaste a decir: “Y ojalá ella fuese como tú, muchas gracias”. Y así acabó una conversación de amigos bajo redes.

domingo, 6 de noviembre de 2011

Y cerrando los ojos...


Y cerrando los ojos aprendí a ver cómo realmente soy, aprendí a reír con más ganas, aprendí a llorar con más fuerza, a gritar más alto que nadie, aprendí a recordar mi pasado, mirar mi presente y a imaginar mi futuro.

Y cerrando los ojos empecé a sentir cómo el mundo pasa y yo con él, cerrando los ojos empecé a escucharme más a mí misma, cerrando los ojos empecé a sentir las alegrías y penas de los que me importan, a que por muy ciega que esté y vaya poco a poco perdiendo el rumbo hacia ese mar de lágrimas y penas aprendí a visualizar a quienes verdaderamente están ahí, tirándose a ese mar y poco a poco sacándome de él. Cerrando los ojos lo vi a él sonriéndome con esa sonrisa tan especial que tiene que hace que todo mal que tenga se vaya y espero que nunca se marchite.

Y cerrando los ojos empecé a ver…

sábado, 5 de noviembre de 2011

Lágrimas


Y ahora ya comprendí el motivo por el cual me paso la mayoría de los días llorando en silencio, acostada en mi cama, con la oscura luz de la noche… Lágrimas que derramo porque siento que a cada sitio que voy con mis mejores amigos siento que sobro, lágrimas que caen sin parar por sentir que no soy nada en comparación con otras personas, que todos son mejores que yo. Lágrimas de angustia al saber que no puedo aliviar el dolor de nadie, lágrimas que caen porque siento que poco a poco me consumo cada día más y no sé qué hacer para sentirme mejor. Recordar todos y cada uno de mis complejos y las palabras de alguien que me lo recuerda cada puto día que pasa. No ser nunca lo que verdaderamente soy, no decir nunca como verdaderamente estoy para no hacer sufrir a nadie. Buscando la única compañía de la soledad, intentar alejar a todos de mí y yo por cobarde y por miedo me niego a pedir ayuda. Encerrarme en mí y en mi yo interior, creando un muro en el que nadie lo pueda romper. Sentir que tengo ganas de huir, de echar a correr, de no mirar lo que me rodea, de montarme en ese autobús,  apoyar la cabeza en el cristal y pensativa mirar a través de él. Querer andar por allí sintiendo nostalgia…


viernes, 4 de noviembre de 2011

Sin mentiras


“¿Hoy quedamos?” “No lo sé…” “¿Por qué?” “No sé si me dejarán salir…” “¡Ah! Si quieres te recojo y así te dejan” “Luego hablamos…” “Vale”. Cada viernes, a todas horas, la misma conversación una y otra vez, inventándome excusas que ya no sirven de nada… Pero ya me cansé, hoy les grité a la cara que no salía porque no tenía ganas de salir, que no iba quedar con nadie, que prefería estar en casa. Sentí… ¿liberación? Sí… una gran liberación de poder decirles la verdad que ya sabían a la cara, poder ser yo misma de una vez sin mentir. Decirles que ya no tenía nada de ganas de ir a ningún sitio aunque el motivo… me lo sigo callando, escondiendo una vez más lo que siento.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

"Nunca digas nunca"


Hace dos años…

+¡Qué asco!

-Pero si relaja…

+Yo nunca lo haré ¡NUNCA!

Acostada en la cama, estudiando algo que para mí me parecía aburridísimo. Pensé en todo lo que había pasado desde el viernes hasta hoy y me sumergí en una profunda tristeza, quería salir de aquella habitación me sentía ahogada, sentía que el techo se me venía encima y rápidamente crucé la puerta para ir al salón.

Allí estaban ellos dos, sentados, viendo lo de siempre. Me senté yo también y me fijé en un pequeño artilugio, lo cogí y empecé a jugar con él. Luego, dejándolo donde estaba, cogí la pequeña cajita e hice lo mismo. De pronto, me entró curiosidad y sin que se dieran cuenta cogí uno…

Esperé hasta que se fueron todos y me quedase completamente sola, busqué el pequeño artilugio con el que había estado jugando hace poco rato. Me senté me lo llevé a los labios y lo encendí…

Al principio, tosía pero poco a poco me iba gustando, jugaba con el humo, veía la ceniza caer. Después al apagarlo recordé una situación de hace dos años en el que discutía con mi madre sobre que no debía fumar que era malo y que nunca lo haría… Me reí, “Nunca digas nunca” ¡Y QUÉ RAZÓN TENÍA!