lunes, 27 de febrero de 2012

El precio de querer ser princesa

"Sociedad", una palabra que juega con la mente de las personas; la mía entre ellas. Ha jugado demasiado hasta tal punto que puede resultar bastante cruel. Ha hecho de mí una persona que jamás creía que iba a ser. Una persona que al ver su reflejo no puede evitar llorar por lo que observa; resulta hasta aterrador de contar lo que hay reflejado. Un reflejo tan espantoso que me invita a hacer bailar mi campanilla y a evitar a toda costa comer. Puede que suene absurdo y un tanto extraño, pero, sí, soy feliz de esa manera. Soy feliz al ver que mi dolor se esfuma por un buen rato con tan solo ver, mi saliva mezclada con dolor, salir de mi boca. Soy feliz de esa manera porque me siento algo "bella". Ya no puedo ganar, ya no puedo ver y creer que puedo ser lo que todo el mundo me dice: "Bonita". Y aún más, verdaderamente, no soy la princesa que algunos creen. He agachado tanto la cabeza en aquél retrete que, mi corona, tristemente se cayó.

Me miro en fotos, me comparo con otras, comparo cada una de mis imperfecciones y veo que ya son demasiadas. Asco es lo que siento al verme, no hay un día en el que me diga a mí misma lo guapa o hermosa que estoy. Hago oídos sordos a las personas que me dicen palabras bellas e intentan ayudarme. Pero, no puedo hacer evitar no querer que me ayuden. Me dejo llevar por lo que me dice la que está dentro de mí. Palabras crueles que hacen de mí, una marioneta que no es capaz de controlar sus actos. Ella me obliga a decirme en voz alta lo horrible que soy, a estallar en lágrimas, a no poder abrir los ojos, a no poder ser fuerte. Pero, sé que el día que me canse y que decida parar será demasiado tarde; porque, de una manera u otra, pagaré el precio de querer ser princesa...

miércoles, 22 de febrero de 2012

El chico del paraguas

Me falta el aire. Estoy corriendo en esta tormentosa noche de invierno por las lluviosas y frías calles de esta ciudad. Debajo de este paraguas hay alguien que tiene el corazón en un puño; el motivo, él. No lo encuentro. He preguntado a sus amigos los lugares en los que podría estar pero, no lo he encuentro. Me angustia tanto esta impotencia de no saber donde está. Miro el reloj que sobresale en esa imponente torre. Son las once de la noche, tengo miles de llamadas perdidas y mensajes, pero, no me importa.

Dejo de correr y empiezo a andar hacia la luz fantasmagórica del reloj. La lluvia y el frío han calado cada uno de mis huesos pero, tampoco me importa. Dejo de pensar por una vez en esta tarde. Ya no hace falta pensar; lo encontré. Lo miro con ojos preocupados; él no ha notado mi presencia. Está debajo de la lluvia. Sin paraguas. Soportando aquella lluvia y algo aún más fuerte, ese dolor que siente en el pecho, que le oprime, que le hace daño. Sin embargo, no está llorando. Se mantiene firme mirando al horizonte. "Le admiro" pienso. "Le amo" susurro. Me acerco a él por detrás abrazándolo. Se sobresalta; no me esperaba. Nos quedamos un rato así, sin preguntarle nada; sé el motivo de su dolor. Le miro a los ojos, entro en ellos, entro en ese dolor que le consume. Le miro con ternura y con... ¿Pena? No, no es pena. Es comprensión. No hablamos, sólo nos dedicamos a mirarnos a los ojos o a abrazarnos. Le falta aliento e intento dárselo. Tiene frío y lo abrazo para que entre en calor. Tiene el cuerpo mojado por la lluvia y sin dudar le doy mi paraguas. No puedo más y se lo grito a la cara "¡Te amo, chico del paraguas!". Lo grito tan fuerte y con esa vocecilla que tanto le gusta que, sonríe un poco. Sonríe con esa sonrisa que puede entrar hasta en el corazón de la persona más ruda. Abrazados bajo esa lluvia. Debajo de nuestro paraguas. Amando al chico del paraguas. Sintiendo sus lágrimas convertidas en lluvia...

martes, 21 de febrero de 2012

Decisiones

Ya es la hora de empezar a tomar decisiones. La hora de dirigir tu futuro en un papel; poner tu nombre, poner quién eres y de ahí quien serás. Elegir un sitio u otro. Quedarte sola o saber que tendrás a alguien que conoces. Acertar o equivocarse. Triunfar o fracasar. Agobiarse por este no saber infinito, por este miedo que no cesa. Angustia, ganas de llorar, ganas de salir corriendo; acciones cruzadas dentro de mí. Tengo miedo de mi ignorancia; no saber me aterra. No saber si seré lo suficientemente buena para alcanzar lo que quiero, me mata. No tener un lugar fijo al que ir hace que me sienta aún más perdida de lo que estoy y parece que ellos no se dan cuenta. "Elige el lugar que quieras". Pero, no tengo ni idea de nada. Sé el nada de un todo infinito. Un todo que me hace sentirme tan pequeña e impotente, un todo que me supera, me hace pensar que soy estúpida por tener miedo; un todo que ya muchos lo tienen superado, un todo que me hace sentir tan inferior a ellos. Un camino u otro. Un sitio u otro. Sola o con alguien. Acertar o equivocarme. Palabras que aprietan fuertemente en mis sienes y no me dejan pensar; mis propios pensamientos me bloquean. Mis propios miedos hacen que derrame algunas lágrimas de vez en cuando. Mis propias inseguridades harán que fracase; que pierda el rumbo hasta de quién soy...


jueves, 16 de febrero de 2012

Aprendí de la forma más dura...

Si de algo me ayudó la vida, fue aprender a aprender. Aprender a reír, a llorar, a gritar, a abrazar, a decir "Hola", a decir "Adiós", a huir de vez en cuando, a amar, a querer, a abrazar a aquellos que amo... Aprender...Me hubiera gustado tanto aprender a valorar más lo que tenía. Creí que sabía hacer eso pero estuve muy equivocada. Creí que sabía algo pero, ahora, estoy completamente segura que sé nada de un todo infinito. Aprendí de la forma más dura a valorar lo que tenía; pero tarde, demasiado tarde. El golpe fue más duro de lo que pensaba. Un millón de golpecitos transformados en uno solo.
Ahora, viendo la pena que reflejan los otros por mi culpa, intento reír para que piensen que estoy bien. Ahora, si lloro en mitad de una clase al aire libre, me encierro tanto en mí y en mi misma que al estar con alguien me incomoda. Ahora, al llegar a casa, me alegra saber que encima de mi cama estará sentado aquél peluche que me regaló ELLA; aquél peluche que me gusta abrazar mientras estoy llorando y me quedo dormida. Ahora, aprendí a amar aún más a todas esas personas que de verdad merecen ser amadas. Ahora, cada vez que me habla ÉL o alguna otra persona querida por mí, aprendí aún más a dar las gracias por tenerlos a mi lado. Ahora, aprendí de la forma más dura, algo de ese nada infinito que desconocía...

jueves, 9 de febrero de 2012

Amándolo se lo estás dando todo...

Mientras caminábamos ella me decía estas palabras...

+Sinceramente te digo que, él estaría mejor con otra chica... Hay millones mucho más guapas que yo. Que están más buenas, que no estaría mal por mi culpa cuando nos peleamos. Sinceramente, pienso que no le doy nada, que no puedo hacerle feliz. Que no le doy nada...

Inmediatamente la miré lo más seriamente que podía y le respondí...

-¡¿Pero tú te estás dando cuenta de lo qué me estás diciendo?! ¿Qué no le das absolutamente nada? ¿Millones qué son mejores qué tú? Que equivocada estás, cariño. Para empezar, tú vales más que cualquier otra. Eres preciosa, eres buena.

+Ya empezamos con lo de buena

-¡Cállate! Escúchame, para nada pienses que eres menos que cualquier tía. Además, si él está contigo es por algo ¿no? Además, eso de que no le das nada es mentira, ¿sabes? Cariño, con el hecho de amarlo ya se lo estás dando todo. Amándolo le das a él, todo lo que una persona puede pedir y, claro os peleáis. Pero, sois humanos y alguna vez os tendréis que pelear y pediros perdón, ahí también le estás dando tu perdón y él te da el suyo. Así que por favor no pienses que no le das nada, porque con el simple hecho de amaros os lo estáis dando todo...

+Muchas gracias tía...

Y mientras las lágrimas caían sobre sus ojos nos fundimos en un largo abrazo...

miércoles, 8 de febrero de 2012

Chocolate con sabor a lágrimas

Y me derrito poco a poco con el amargo sabor de ese chocolate con sabor a recuerdos y lágrimas esperando de que, eso me ayude a quitarme este dolor que siento por todo lo que me atormenta. Deseo que de tus labios salgan esas palabras que tanto espero. Pero, pasan los días y no las pronuncias. Me encierro en mi habitación con los cascos puestos, escuchando una y otra vez la misma canción, llorando porque me da miedo tener que reírme de un simple recuerdo. Miedo de que cuando te diga mi más duro y difícil "adiós" no salgan de mis ojos lo que llevo tanto tiempo derramando. Deseo que mi amargura se vaya con ese chocolate bañado en el más puro dolor de mi alma; las lágrimas.

domingo, 5 de febrero de 2012

En la fiesta

Y una vez que recogimos a nuestros amigos, nos subimos a aquél autobús que nos llevaría hacia donde teníamos planeado ir. Cuando nos bajamos fuimos mi Fantástica y yo a que yo abrazara a mi futuro colegio. Después, colocamos las cosas y nos pusimos a: comer, a reírnos de nuestro amigo "indigente", a explorar aquél precioso campo. Y luego las cartas a mi Fantástica, donde otra amiga muy querida le empezó a hacer preguntas, como: "¿Y con quién haré todas esas cosas que hacía contigo...?". Abrazándose mutuamente me uní yo para evitar que mi "Nuera" llorase. Sin poder evitarlo más, me fui sin que nadie se diese cuenta. Me fui a esconder mis lágrimas, a llorar con llanto desgarrador. Escuché pasos, temía que fuese ella que venía a ver dónde estaba; escondiendo mi cara entre mis piernas, notando que alguien se acercaba y me abrazaba por detrás. No era quien yo me esperaba, haciendo un esfuerzo por abrir los ojos pude ver que era un amigo muy querido por mí y sin poder evitarlo dejé que me abrazase y me diera besos para animarme. Fundidos en aquél abrazo que no duró mucho, aunque para mí fue muy aliviador, ya que tenía que irse. Volví a la fiesta con una sonrisa. Mi Fantástica y yo empezamos a andar donde con alegría dije: "¡Esto parece el paisaje de algún videoclip de Rihanna!". Y haciendo más comentarios como esos, volvimos hacia donde estaban nuestros amigos. Empezamos a fumar y a beber, yo era la que más hacía de esas dos cosas; necesitaba olvidarme de los días que nos quedaban juntas y cuando estuve lo suficientemente borracha se lo dije: "Te quiero mucho. Te amo. Y aunque te vayas para mí no te irás." 

miércoles, 1 de febrero de 2012

En catorce días...

El tiempo a pasado demasiado deprisa y me dí cuenta de ello. Ese reloj ha ido clavándome poco a poco, pero intensamente, sus agujas. Me entristece que te vayas pero aún más esta distancia que siento aun estando tan cerca la una con la otra. Me da demasiado miedo saber cómo será mi vida cuando te vayas, cuando no te vea en clase con cara de sueño y escuchando tus quejidos porque tienes hambre; cuando no escuche ese pito de cada mañana y no te oiga decir que me dé prisa que tenemos que ir a clase, cuando no sienta esos pequeños golpes que me dabas al picarte con cualquier cosa. Y me aterra pensar que, el tiempo en el que estuvimos juntas no supe aprovechar el tiempo y que lo he dejado pasar, no sabes cuánto me aterra pensar en eso... Y sé que cuando te vayas mi locura se irá contigo, aunque, sé que no te irás; sé que por muy lejos que vayas tu presencia seguirá allá a dónde vayas porque aquí lo has hecho, aquí has dejado un rastro muy especial que no es visible al ojo humano. Y, NUNCA, pienses que me voy a olvidar de MI FANTÁSTICA porque es lo que más amo desde que la conocí.