domingo, 11 de diciembre de 2011

Sola con mi sombra

Una tarde como otra cualquiera en la que habíamos quedado muchas personas en aquel sitio que nos gustaba tanto, una tarde en la que no tendría que haber salido y quedarme en casa a pesar de que no quería estar allí.

Risas forzadas con ella en el autobús, risas forzadas en casa de los dos hermanos. Caminamos por aquella cuesta para recoger a dos amigos nuestros y de ahí fuimos a dar un paseo por la playa. Éramos pares así que debí suponer que ninguno de los presentes se quedaría solo o sola. Que estúpida fui al pensar en eso... a medida de que avanzábamos una pareja iba cogida de la mano mientras otros sólo se dedicaban a charlar o a reírse de algo. Miré a mi izquierda y a mi derecha, nadie... estaba completamente sola, lo único que me acompañaba esa tarde/noche fue mi sombra.

Al final me dí cuenta que para no estar sola debería ser yo quién se acercase pero por más que me acercase parecía que preferían estar con otras personas, así que dejé de intentarlo ya que de todos modos había estado sola toda la noche.

Ya una vez de vuelta a casa, que íbamos las tres, pensé nuevamente en que no estaría tan sola como antes pero pocas veces hablaba y me dediqué a escuchar lo que estaban hablando ellas dos. Cuando nos despedimos ellas dos se fueron juntas, ya que vivían al lado, y yo me fui nuevamente sola acompañada de mi sombra y de la música. 

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