lunes, 9 de abril de 2012

Esqueleto

Desquiciada. Extasiada. Demasiado muerta, diría yo. Se dice, que ese ser lleno de locura llego hasta tal punto, que se convirtió en una locura demasiado suicida. Harta de esa tortura que la atormentaba, de aquellos sentimientos de culpa que la invadían, de aquellos ojos que la atormentaban, de aquella piel tatuada que seguían unas líneas perfectamente imperfectas. Harta, del recuerdo. Harta, de pensar en ese cuerpo esquelético que tanto le gustaría obtener...

Yo la vi. La vi chillando, llorar, entumecer sus ojos hasta tal punto de quedarse ciega por las lágrimas. Yo la vi. La vi suplicando el regreso, echándose la culpa de no haber podido hacer feliz a un ser muy amado por ella. Yo la vi; matándose por dentro y por fuera. Yo la vi, clavándose las uñas en la piel arrancándose cada pedazo de ella. La escuché chillar de dolor y placer al mismo tiempo; completamente en frénesi. Yo la vi, arrancando su corazón del pecho, los ojos, todo... Yo la vi. Hecha huesos, sin un sitio al que ir, sin nada que la hiciera esclava de su ser. Lo único que escuché acerca de ella fue que encontraron un cuerpo muerto, agarrando una botella con una nota, cerca de las vías de un tren.

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